lunes, 7 de abril de 2008

La tecnología también caduca

Que nadie se engañe. Cada vez que compramos un aparato que parece ser de última tecnología, las grandes empresas ya tienen diseñados otros con mayor potencial en sus almacenes. Es lo que algunos han definido como obsolescencia programada, es decir, todo está montado para que pasado un tiempo ese aparato deje de funcionar o quede completamente desfasado.

Esta avalancha tecnológica orquestada por las grandes multinacionales se ha llevado por delante a muchos negocios. Pongamos algunos ejemplos. ¿Qué fue de aquellos salones recreativos con esos videojuegos tan carismáticos? Perecieron. Las mismas compañías que desarrollaban juegos para esas máquinas, las abandonaron y se centraron únicamente en las consolas familiares. ¿Qué pasó con los cibercafés? Las mismas compañías telefónicas que le vendieron el oro y el moro a esos pequeños empresarios, bajaron sus precios al público en general y les pusieron la puntilla con las tarifas planas.

Y yo ya me atrevo a adivinar cuál será el próximo negocio en caer: los videoclubs. Está claro que no pueden competir contra los programas de intercambio peer to peer, contra internet y contra su semigratuidad. Todos nos alegramos de que la tecnología avance y que cada día sea más asequible para nuestros bolsillos. Pero todo tiene su truco, su letra pequeña. Es cierto que los ordenadores cada vez son más baratos, pero igual de cierto es que cada vez tenemos que renovarlos antes. La tecnología no es comestible, pero caduca pronto, muy pronto.

1 comentario:

Yimi Zehcnas dijo...

¿Y qué pasó con la asignatura Tecnología que se daba en secundaria? ¿Alguien se acuerda de algo de lo que dio allí? ¿Fui yo el único que tuvo que hacer una especie de juego en el que si acertabas al tocar con el cable la respuesta correcta se iluminaba?