
Incompresión porque uno nunca llegará a entender un acto tan macabro y tan cobarde. Qué pasará por la mente de aquellos que deciden poner fin a una vida tan joven, a unos ojos empapados en lágrimas, a un rostro tan inocente, a un cuerpo tan frágil... Es una incógnita indescifrable, una ecuación sin solución.
Indignación porque la justicia nunca vence a estos individuos o energúmenos, si es que merecen ser llamados de alguna forma. Puede que la justicia consiga atraparlos y ponerlos entre rejas. Sin embargo, el precio que pagan estos asesinos siempre es menor a la deuda humana que han dejado pendiente. Es para estar indignados.
2 comentarios:
Ya ves...
De maltrato no hablo, pero una torta bien dada a veces educa más que 500 conversaciones...
Un Saludo
Publicar un comentario