Un soplo de aire fresco

Sería muy fácil hablar hoy de la gran victoria del PSOE en las urnas, del insuficiente incremento de votos del PP, del descalabro de Izquierda Unida o de la pérdida de confianza en los partidos nacionalistas radicales. Eso sería muy fácil. Pero para mí una de las notas más significativas de estas últimas elecciones ha sido la irrupción de un nuevo partido: Unión, Progreso y Democracia (UPyD).

Con apenas cinco meses de existencia ya ha conseguido 300.000 votos en España y un escaño en el Parlamento. Su líder, la ex socialista Rosa Díez, ha sido proclamada por algunas encuestas como el político mejor valorado de 2007. El objetivo de este partido es el de posicionarse en el centro y crear una alternativa real al monótono bipartidismo que ejercen PSOE y PP. En definitiva, atraer a los votantes desencantados de ambos partidos que comparten la idea de que España no puede seguir siendo presa de los nacionalismos durante más tiempo.

UPyD es un partido que no ofrece barra libre a los nacionalismos como hace el PSOE ni rechaza las identidades regionales como hace el PP. Un partido que no ataca obsesivamente a la Iglesia como hace uno ni se alía con ella para conseguir votos como hace otro. Un partido que no miente diciendo ser de izquierdas sin serlo y que no pregona la unidad del país sin haberla antes en su propio partido. Un partido que dice abiertamente que hay reformar la ley electoral, que no reniega de la bandera española al mismo tiempo que se aleja del conservadurismo barato. En definitiva, un verdadero soplo de aire fresco.

A Unión, Progreso y Democracia le vaticino un gran porvenir. Un periódico de referencia como El Mundo y un filósofo de prestigio como Fernando Savater ya han aplaudido su valentía. Pero el mejor aval que tiene este nuevo partido es que la política española vive momentos de horas bajas. En los debates televisivos se pudo observar que sólo se habla de reproches del pasado y nada de proyectos de futuro. Tenemos que aspirar a que gobierne el mejor, no el menos malo.