Aparcar se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza para los sevillanos. Ya no sólo porque el tráfico de la ciudad sea caótico y el metro parezca una leyenda urbana, sino porque los gorrillas están en cualquier esquina. Y donde no están ellos, está el gran invento de la zona azul. Así que rara vez no tenemos que pasar por caja al dejar estacionado nuestro coche.
Los gorrillas son inconfundibles. Su seña de identidad es la gorra, llueva o luzca el sol esa es su mejor credencial. Además, en invierno puedes identificarlo por la chupa de cuero y en verano por la camiseta de tirantas. En cuanto a personalidad no los podemos meter a todos en el mismo saco. Los hay honestos, chistosos, serios, desafiantes, etc. Aunque su actividad pueda parecer anárquica, lo cierto es que están bien organizados. Difícilmente podrás ver a dos gorrillas en una misma calle o una calle transitada sin uno de ellos.
El proceso para ganarse sus honorarios siempre es el mismo, nunca falla. Primero se percata de que tienes intención de aparcar en su zona. Inmediatamente alza sus brazos para señalarte un supuesto sitio libre. Y una vez que ya confías en él, empieza a darte indicaciones sobre cómo maniobrar: "dale, dale, dale" y "vale ya" son las frases más comunes. Pero el clímax llega cuando el conductor sale del vehículo y el aparcacoches dice las palabras mágicas de "buenos días" o "buenas tardes". Esa es la contraseña que te indica que ha llegado el momento de soltar el euro.
Ese euro puede parecer simbólico, pero no lo es. Primero porque es un tributo ilegal. Y segundo porque ese euro cuando es diario se convierte en muchos euros. El Ayuntamiento de Sevilla aprobó hace dos meses una ordenanza para sancionar a las personas que ejerzan la "mendicidad coactiva". Así han definido la labor de los gorrillas. Pero lo que me sorprende no es su aprobación, sino su nula efectividad. Los gorrillas siguen campando a sus anchas con ese aura de invulnerabilidad, sin esconderse de nada ni nadie. Y mientras tanto, nosotros seguimos soltando el euro para no tener la más mínima duda de que nuestro coche seguirá intacto.
2 comentarios:
Es una especie de impuesto que hay que pagar para evitar que hagan otras cosas peores, como robar con violencia. Dicho lo cual, me parece que es una estafa.
DAVID PRIMERO DARTE LA ENHORABUENA POR ESTE TEMA ESTÁ MUY BIEN ESCRITO, CON PALABRAS CLARAS Y DIRECTAS HACIA UN AYUNTAMIENTO QUE NO HACE NADA ANTE ESTOS PRESUNTOS "SEGURATAS" DE COCHES. EL PRINCIPAL PROBLEMA SON ELLOS (AYUNTAMIENTO), COBRANDOTE DE MANERA INEXPLICABLE UN IMPUESTO CON LA ZONA AZUL. ESTE ACTO ME PARECE DE GORRILLA PERO A LO CALLAO.
¿QUÉ GANAMOS CON PAGAR UN APARCAMIENTO EN MEDIO DE LA CALLE?, NO GANAMOS NADA NOS PUEDEN PARTIR EL COCHE IGUAL O INCLUSO ROBARLO Y DESPUES TE QUEDAS CON LA CARA DE TONTO SIN TENER DERECHO A NADA. SOLO NOS PODEMOS GANAR UNA MULTA SI NO PAGAMOS. DE VERGÜENZA TODO ESTO.
A MI PERSONALMENTE ME AFECTA MUCHO, Y TÚ LO SABES DE SOBRA, EL APARCAR MALAMENTE. BY JOSAN
Publicar un comentario