lunes, 4 de febrero de 2008

Lo que pudo haber sido

Una tarde veraniega, un amigo me preguntó sobre quién ganaría las próximas elecciones generales. "Zapatero. Y las de 2012, Gallardón", le respondí. Mi predicción se vino abajo como un castillo de naipes cuando la dirección del Partido Popular decidió hace escasas fechas no incluir al alcalde de Madrid en las listas al Parlamento.

Hablar de Gallardón es hablar de un político brillante que tiene por costumbre barrer en todos los comicios a los que se presenta. Querido por los madrileños, respetado por la prensa, admirado por la oposición y mirado con recelo desde su propio partido aunque parezca mentira. Y es que las altas esferas del Partido Popular, sobre todo la vieja guardia formada por Rajoy, Acebes, Zaplana, etc. nunca vio con buenos ojos el ascenso meteórico de la carrera de Gallardón. Tiene su explicación. El comienzo de él siempre supondría el fin de ellos y viceversa.

En esta disputa literaria entre el pasado y el futuro, ha aparecido un tercer elemento que puede resultar decisivo y no es otro que la figura de Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid, con más peso en el partido que Gallardón pero con menor carisma en la calle, ha tomado ventaja en esa hipotética sucesión al trono de plata de Rajoy. Y mientras los populares no paran de echarse los trastos unos a los otros, Zapatero, como buen delantero oportunista, aprovechará todas las ocasiones que le pongan en bandeja.

2 comentarios:

Yimi Zehcnas dijo...

No obstante, algunos periódicos lo ponen como aspirante a suceder a Rajoy, así que no lo descartes del todo. Además, en esto, más que ideologías, están en juego intereses económicos de los propios miembros del PP y si se presenta Gallardón es probable que gane...

kichetina dijo...

supongo y espero que el partido popular cambie de opinion y recapacite sobre Gallardon ya que desde mi punto de vista es el mejor politico del panorama español hoy por hoy