No pasa por buenos momentos el FC Barcelona ni tampoco su presidente Joan Laporta. Dos años sin títulos es un periodo demasiado largo para un club como el Barça. A ese problema se ha unido una plantilla acomodada en la misma senda que los galácticos, un entrenador elegante pero sin personalidad y un estadio que pide la cabeza de su presidente. Todos estos elementos definen un panorama nada halagüeño pero, ¿es Laporta el responsable de la crisis?
Ha tenido grandes aciertos y grandes errores. Empezaré por lo bueno. Aplaudo la renovación que puso en marcha los primeros años, fichando jugadores jóvenes, buenos y con ganas de comerse el mundo. Me quito el sombrero con los cinco títulos conseguidos hasta el momento, Copa de Europa incluida. También me parece chapeau su medida tajante de expulsar a los violentos del Nou Camp y su apuesta por un proyecto deportivo a largo plazo, como demuestra la longevidad de Rijkaard en el banquillo. También admiro su capacidad para delegar y dejarse asesorar por expertos como Cruyff, sus contadas comparecencias ante la prensa y el señorío que ha demostrado en la siempre difícil rivalidad con el Real Madrid.
Ahora lo negativo. Lo más grave es que ha querido convertir al Barcelona en un instrumento político al servicio de sus ideales independentistas. Ha olvidado que el barcelonismo traspasa las fronteras catalanas y que no todos los culés piensan que Cataluña es un país entre Francia y España. Y en el plano estrictamente deportivo también cuestiono muchas de sus acciones. Por ejemplo la falsa promesa electoral de que Beckham jugaría de azulgrana, lo injusto que fue con Sandro Rosell o los excesivos mimos que le ha dado Ronaldinho cuando menos lo merecía.
Por otro lado me sorprende que no esté encajando bien las críticas, sobre todo teniendo en cuenta que él, en esencia, siempre ha sido un opositor. Puedo recordar su activismo dentro la plataforma Elefant blau para desbancar a Núñez. Él era de los que decía que el socio siempre tiene la razón, que las pancartas reflejaban el sentir general (ahora las manda retirar), etc. Intenta silenciar sus fracasos filtrando fichajes y desviando la atención del palco hacia el banquillo, donde ya ha anunciado sustituto. Y las cosas de la vida, va a tener que volver al Elefante Azul, pero en este caso no a la plataforma de oposición, sino a la empresa de lavados para que haga una limpieza a fondo en el vestuario y él pueda seguir en su cargo.
1 comentario:
Para mí la culpa no es de Laporta, es quizás del azar. Es incomprensible el rendimiento de, para mí, la mejor plantilla del mundo, o la segunda, tras el Manchester. Es incomprensible la forma en que ha dejado escapar al Madrid o como le remontó el Mallorca. El fútbol es así.
Publicar un comentario