domingo, 3 de agosto de 2008

El peñón de nadie

Este lunes se cumplen 304 años desde que el almirante británico George Rook izó la bandera de su país en Gibraltar. Tres centurias en las que españoles e ingleses hemos discutido largo y tendido acerca de una cuestión que ha pasado de ser vital a intrascendente. Parece mentira que a lo largo de este tiempo los españoles hayamos intentado recuperar el peñón por todos los medios posibles: batallas, cercos, reclamaciones a la ONU, cierre de fronteras durante el franquismo, etc. Y ahora, Gibraltar ha pasado de ser un sueño a una pesadilla, de ser una solución a convertirse en un problema para el Gobierno español.

¿Pero qué es Gibraltar? Pues simplemente un territorio de escasos seis kilómetros cuadrados situado en torno a una inmensa roca. Su extensión es como la de cualquier pueblo pequeño, pero tiene la gran ventaja de estar enclavado en una posición estratégica privilegiada, ya que se encuentra a las puertas del continente africano. Su población no alcanza los 30.000 habitantes y los datos confirman que en el peñón existen más empresas que personas. Y es que Gibraltar es una de las regiones con mejor calidad de vida de toda Europa.

¿Pero por qué nadie habla de los gibraltareños? Hasta hace prácticamente nada, la opinión de los habitantes del peñón ha sido un cero a la izquierda.
Los gobiernos españoles e ingleses han negociado con Gibraltar como si fuera una casa desocupada. Y cuando los llanitos han alzado la voz un poco, han intentado ganarse su simpatía ofreciéndoles rebajas fiscales. Pero con esta clase de sobornos lo único que han conseguido es que hoy día los gibraltareños no se sientan ni de aquí ni de allí. Están hartos de que su pueblo pase de ser el centro de todas las miradas a la indiferencia en cuestión de segundos. Para ellos el peñón no es de Inglaterra ni de España. El peñón no es de nadie y si lo fuera, sería de ellos mismos.

1 comentario:

Yimi Zehcnas dijo...

Que dejen de dar el peñazo con el peñón