Un triste día la banda desapareció y dejó un profundo vacío en el corazón de todos y cada uno de los que la habían escuchado. Durante los largos años de ausencia, era tan fuerte el recuerdo que pervivía... que las cintas y discos que grabaron antaño volvieron a tener una segunda juventud. De la nostalgia se pasó a la melancolía, y de la melancolía a la acción. Y en este apartado es cuando entró en juego la ilusión de cincuenta jóvenes que decidieron tomar el testigo de aquella legendaria formación. Pegaron carteles, utilizaron el boca a boca y los ajustados saldos de sus móviles para que el rumor de la reagrupación corriera como la pólvora.
Son los mismos niños que una década atrás copiaban sus pasos y silbaban sus acordes, los mismos que habían visto con sus propios ojos lo que significaba despertar a la villa entera durante las primeras horas del Viernes Santo. Han buscado a los antiguos músicos para que ellos les guíen el camino y a otros jóvenes de distintos pueblos para añadirle savia nueva. Ahora todos juntos están dispuestos a reventar sus labios y llenar sus manos de callos con el único objetivo de tocar detrás del Cristo de los Remedios. A los ateos que dicen que la Semana Santa sólo es bullicio y esculturas en la calle, yo os pregunto: ¿acaso esto no es fe? Y a los que habéis tenido el valor de reorganizar y unirse a la banda, yo os digo: ¡ole vuestros huevos!
2 comentarios:
He sentido una gran satisfacción recordando con tu escrito,los años que nuestra banda Ntº Padre Jesus de los Remedios nos deleitó.
Chapó por tu escrito
Puede que haya un trasfondo de fe, pero quizás sea más cultura.
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