domingo, 7 de septiembre de 2008

El engaño nocturno

Todas las madrugadas, varias cadenas de televisión emiten programas de videncia con la intención de engañar a las personas más crédulas del país. Me resulta imposible digerir que haya gente que se trague semejante estafa, pero haberlas haylas. Los supuestos adivinos tienen unas pintas verdaderamente grotescas y su nivel cultural roza el analfabetismo. Físicamente tampoco son agraciados y no han visto una cámara de televisión en sus vidas.

Dejemos a un lado a los sujetos y hablemos de su oficio. Dicen conocer la astrología, que no es más que predecir el futuro de las personas a través de los movimientos de los astros. Seguro que hay más de un ateo que no cree en ninguna religión y sin embargo sigue al pie de la letra las recomendaciones de estos engañabobos. ¿Pero cómo diantres va a averiguar mi futuro un tiparraco mirando a las estrellas? Pero lo mismo pasa con el tarot. Resulta que una baraja de cartas con dibujos estrambóticos que se puede comprar en cualquier mercadillo va a saber más que nadie ahora...

Pero hay más cosas deleznables en torno a la videncia en televisión. Está el coste de la llamada, una de las puñaladas más traperas que pueden clavarte en estos momentos. Por otro lado está la pornografía, que incomprensiblemente va ligado a estos espacios, cuando ambas cosas no tienen nada que ver la una con la otra. Y los anuncios por palabras, que copan tres cuartos de la pantalla y no precisamente para recitar versos de Machado. En definitiva, el engaño nocturno de esta videncia de tercera división lo consienten los dueños de los medios, pero los que lo mantienen con vida son los pelagatos que siguen llamando, viéndolo y creyéndoselo.

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