jueves, 21 de agosto de 2008

Minuto de gloria

Hoy quiero narrar mi primer minuto de gloria en el mundo del periodismo. Sucedió en el verano de 2006, durante unas prácticas en el diario ABC de Sevilla. Había acabado el cuarto curso de la carrera y aquella experiencia suponía mi primera inmersión en un ambiente puramente laboral. Esos tres meses me sirvieron para conocer la verdadera y auténtica realidad del periodismo, que nada tiene que ver con lo que se puede imaginar desde fuera. Pero con ese tema ya me extenderé en otra entrada. Lo cierto es que en ese breve periodo de tiempo tuve la oportunidad de saborear un pequeño triunfo pesonal.

Trabajaba en la sección regional de Andalucía. Ya había asistido a varias ruedas de prensa, publicado varias noticias, etc. Eso de ver tus textos y tu firma en un periódico es algo que te enorgullece a ti mismo y a los que te rodean, aunque cuando se convierte en costumbre va perdiendo progresivamente su encanto. Una vez que ya me había familiarizado con toda la dinámica del diario y había hecho mis primeros pinitos en la prensa escrita, me encomendaron un reportaje de mayor envergadura que hoy día hasta se puede encontrar en Google.

La temática se centraba en las personas mayores y en las listas de espera que había para conseguir una plaza en residencias destinadas a esa franja de edad. Afronté el reportaje con mucha ilusión, haciendo múltiples llamadas a personas relacionadas con ese ámbito, comparando cifras, obteniendo datos de todos los rincones de internet, rastreando fotos que pudieran ilustrar a las palabras, etc. El resultado fue una doble página que agradó bastante a los responsables de sección. Después de dos o tres días trabajando en ello, me fui a casa sabiendo que a la mañana siguiente saldría publicado. Pero esa nueva jornada me tenía preparada una sorpresa aún mayor.

Recuerdo que nada más despertar, fui al kiosco a por el periódico con una impaciencia infantil. Cuando lo tuve en mis manos, me encontré con algo que no esperaba. El reportaje había sido elegido como tema principal de la portada y hasta el director había escrito un editorial a colación del mismo. El mundo aquel día no cambió un ápice, pero el mío sí. Nunca olvidaré aquel jueves 17 de agosto de 2006.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Esas cosas te hinchan sobremanera. Y hacen que, de pronto, los "puñales que silban por los pasillos" de la profesión, como me dijeron una vez, se transformen en coronas de laurel. Al menos mientras dura la portada.

Enhorabuena, colega, aunque sea con retraso.

Kiski dijo...

Mi minuto de gloria vino cuando abrí el periódico con la doble página hablando de la muerte de Puerta.

Ojalá nunca tuviera que haberlo escrito.

Un Saludo

Yimi Zehcnas dijo...

Los punyales que silban por los pasillos jajaja